jueves, 25 de abril de 2013

La casa Matusita

La llamada Casa Matusita es sin duda la casa embrujada por excelencia que por décadas ha causado terror en la población de Lima pues existen varios testimonios e historias increíbles.
En principio, debemos comentar que actualmente la casa está ubicada entre las avenidas Garcilaso de la Vega (una de las más importantes vías del centro) y España, ahora bien, se sabe que en la antigüedad, según crónicas y mapas de la época, el sector que hoy ocupa la casa fue una zona de adoración religiosa en tiempos prehispánicos y ya en la colonia, fue el lugar exacto por donde pasaba la antigua muralla de Lima, la misma que servía tanto para la defensa militar de la capital como para separar a los ciudadanos entre españoles, indios y esclavos.
La casa Matusita es una casa de tamaño considerable de dos pisos de altura. La curiosa historia es que al parecer sólo en el segundo piso es donde estos presuntos fenómenos paranormales ocurren. Con el tiempo, sólo el primer piso fue ocupado por las empresas, como ahora, por un banco, sin embargo, nadie parece atreverse a ocupar el segundo piso, y lo que se sabe, como mito de los que creen, de los que lo han hecho nadie salió con vida o en el mejor de los casos han sufrido una serie de trastornos y tormentos.
Por último, entre los hechos más recientes, se sabe que en la década de los cuarenta, en otra acera aledaña, esta vez hacia el lado derecho de la casa, se alojó por mucho tiempo la antigua Embajada de los Estados Unidos de Norteamérica, hecho que aunque en apariencia inofensivo, es para muchos escépticos la razón fundamental para entender la extraña procedencia de este mito.
En sí, la teoría de los escépticos se centra en que como la casa se encontraba cerca de la embajada de los Estados Unidos, fueron éstos, en pleno período de la Guerra Fría, quienes crearon y propalaron la leyenda para evitar que algún gobierno o cualquier ente enemigo pudiera habitar esa casa, sobre todo el segundo piso de la vivienda, en donde sería más fácil, según ellos, espiar las habitaciones contiguas de la embajada.
¿Cuando comienza la leyenda?
la historia de un hombre de origen supuestamente japonés que habría hallado a su mujer en la cama con otro sujeto. El esposo al ver la escena tomó un cuchillo y de manera rápida y violenta acabó con la vida de la citada pareja. Sin embargo, esos no fueron los únicos asesinatos pues el esposo, ahora desesperado al no saber qué hacer con los cuerpos esperó la llegada de sus hijos de la escuela y decidió también acabar con ellos. Por último, preso ya sea de la desesperación o simplemente de la locura, el hombre decidió practicarse el Sepuku o suicidio japonés, poniendo así fin con su vida.
En cuanto a la segunda leyenda, ésta señala que en esta casa vivía un señor perverso que maltrataba y abusaba de sus dos únicos sirvientes. Un día, cuando el dueño de la casa ofrecía un almuerzo a sus familiares, los sirvientes decidieron vengarse. Cuenta la historia que los empleados colocaron una sustancia alucinógena en los alimentos de los comensales no para matarlos sino para ocasionarles diversos trastornos mentales.
Luego que fueron servidos los platos, los sirvientes, que esperaban en la cocina para aguardar por los resultados de su plan, escucharon de pronto ruidos y gritos provenientes de la sala. Creyendo que todo había resultado de manera favorable los empleados acudieron rápidamente a la habitación. La imagen que vieron entonces fue aterradora: cuerpos despedazados por doquier, sangre en las paredes, en la mesa, en el suelo. Todos los invitados, incluyendo su jefe, habían hallado en esa cena una muerte trágica, cruenta y terrorífica. Los empleados, al ver esta escena quedaron trastornados para siempre y terminaron sus días en el nosocomio de la capital.
Estas historias de sangre y terror no tienen registro de la época así es que aún permanecen como verdades, e el colectivo de la gente. Aunque hay un hecho más reciente: el de un conductor de televisión que prometió permanecer en la casa por una semana.
Humberto Vilchez Vera, un conductor de televisión que a finales de la década de los sesentas apostó en señal abierta, que sería capaz de pasar siete noches al interior de la vivienda. La historia narrada por muchos limeños recuerda que el animador efectivamente logró ingresar a la casa llevando consigo sólo con una cámara de vídeo en la mano, sin embargo, tal como ocurrió con el párroco, ni bien ingresó (algunos hablan de dos horas y otros al cuarto día) el hombre de televisión salió de la casa profiriendo insultos y gritos y botando, incluso, espuma por la boca. Al final de cuentas el animador obtuvo serias complicaciones psicológicas por lo que fue recluido en un manicomio durante un período de trece meses tiempo del cual nunca más se supo de él.
En este caso, si existen registros históricos, sin embargo hay que aclarar algunas cosas: Primero, que sí existió un tal Vilchez Vera así como es cierto que realizó la citada apuesta pública, sin embargo es falso que este conductor haya ingresado si quiera por algunos minutos a la citada casa, tal y como él mismo lo confesara tiempo después en su libro “El cazador de fantasmas”


Foto: Interior de Casa Matusita
Fuente: TNP


Foto: Fachada de Casa Matusita

Autor: Alessandro Brugnara

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